GLENDA SALAZAR LEYVA

Glenda Salazar ‘La ambientalista’.

Por Romina Ruiz-Goiriena.

Cuando Glenda Salazar Leyva comenzó a trabajar en su obra, jamás pensó que hoy en día sería la promotora del ‘arte natura’ en Cuba. En este subgénero del arte conceptual el artista utiliza recursos en la naturaleza para poder crear la obra.

Y aunque hoy en día es bastante común ver exposiciones con instalaciones naturales en ciudades como Nueva York y Londres, en La Habana esta oriunda de Holguín despierta consciencia de un mundo y un planeta mucho más vasto.

“Cuando empecé, trabajaba en lugares remotos del país y cargaba con piedras y demás pero yo sentía que colonizaba los espacios. Estaba en ese entonces muy casada con la idea que el arte sólo se exponía en la galería. Por eso, a partir de estas experiencias fui como los monjes peregrinando por toda Cuba haciendo obras como ofrendas y dejándolas allí”.

Las series de Glenda Salazar Leyva son variadas y no poseen limitaciones de estilo ni de formato. Con plenitud llegan a subrayar la importancia de varios temas: la preservación del medio ambiente y los recursos naturales, el respeto por el planeta y nuestra compleja relación como seres humanos con la naturaleza.

A pesar de que las obras varían en términos estéticos, mantienen algo en común, todas las obras se producen por medio de elementos naturales y todas las obras son efímeras igual que la vida de los mismo elementos con los cuales son producidos.

Del peregrinaje a la ciudad

Después de casi un año recorriendo los paisajes idílicos de Cuba, buscaba recalcar la importancia de la biodiversidad. Por eso se dio a la tarea de encontrar un punto medio donde la influencia del trabajo en la naturaleza se pudiera reflejar en instalaciones atípicas mejores conocidas como ‘intervenciones guerrillas’.

Y de esta forma nació el ‘Producción’. En esta obra la artista se dio a la tarea de crear un organopónico en el baño de una casa en el barrio del Vedado. “En esta etapa después de los ciclones vino el hecho de sembrar aquí en Cuba, donde se decía que todo suelo era aprovechable y que cualquiera podía hacerlo.

El baño media 3 metros y cada loza contenía el mínimo de barro y dos o tres gotas de agua con una hoja de lechuga americana. Duraron vivas tres días”, cuenta Salazar.

Con la obra ‘Relicario’, intenta crear una especie de arca de Noé herborizando plantas de diferentes partes de la ciudad. No sólo se convierten estas impresiones en papel manufacturado un muestrario si no que también este relicario es un mapa de la ciudad que refleja por medio de árboles y flores silvestres una cartografía habanera.

“De estos dibujos científicos, de su forma impresa y la sabia muestran una forma nueva de ver un espacio urbano”, dice la artista. Agrega que “tiene que ver mucho con la invisibilidad. Estas plantas silvestres no son cultivadas y crecen en estos espacios por fuerza propia y están en todas partes y tenemos que ver eso que nos circunda.”

Trazos de activismo

Pero su trabajo no se confina a las fronteras cubanas. En una gira por España fue invitada a crear una obra en el río de Valencia el cual hoy en día es un parque tras haberse desbordado hace muchos años y haber sido trasformado en un lugar donde los españoles frecuentan para hacer deporte.

Pero, cuenta Salazar que esa sólo es la realidad matutina pues en la noche el parque se convierte en el lecho de muchos inmigrantes africanos. Dice la artista, “en este lumbral de la ciudad, hice un felpudo de las espinas de los pinos para representar esto…era una forma de soltarle esta pregunta a los mismos valencianos”.

Para Salazar, despertar la consciencia ecológica es un hilo conductor en todas sus piezas. Su obra en proceso mas reciente ‘Linea Negra’, abarca con profundidad la crisis ambiental que produjo el residuo petrolero tras la explosión de unas tuberías en la zona de Bacunayagua al norte de la Isla que dañaron el río y los manantiales de agua. La artista, por medio de un proyecto colectivo de reforestación rehabilita el área conjunto a sus residentes.

También esta creando estatuillas que servirán de pisa papeles hechos con la arena contaminada para regalárselas a los trabajadores de la compañía petrolera. Su meta es simple, “generar un espejo de un organismo que funciona perfectamente que refleje las estructuras que deben funcionar pero por ‘x’ o por ‘y’ sencillamente, no funcionan,” explica Salazar.

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